"Premamá", coordinadora de revistas marginales, ha muerto
MONCHO ALPUENTE 17/07/1977
Premamá ha muerto, viva La Cochu. Los infatigables cerebros de la que fue coordinadora de revistas marginales madrileñas, Premarná, han puesto fin al experimento que potenció la aparición y difusión por canales indescriptiblemente subterráneos de una serie de publicaciones autocalificadas como abyectas por sus propios creadores.
Las revistas del Premamá dieron vida a una miserable prensa marginal que potenció alternativas para la cotidianeidad de sus jóvenes lectores. La revista Mmm y su prolorigación semanal Mmmua reálizaron la crónica, más que de unas alternativas factibles, de la ausencia de ellas o de sus fracasos. Su labor en este terreno ha consistido en proporcionar los correspondientes certificados de defunción de cuantos intentos se hicieron de romper el tedio y la monotonía y el aislamiento de los marginales. Tal labor se veía complementada Por un continuo clamar en el desierto potenciando nuevas rutas que resultaron impracticables, e invocando a la unión de cuantos por caminos paralelos inundaban el mercado de la prensa alternativa con nuevos engendros.Tanto Mmm como Mmmua y Mmmuasic sufren ahora la correspondiente y necesaria hibernación estival, y su labor de coordinación se verá prolongada por la próxima entronización de La Cochu (Laboratoríos Colectivos Chueca), para llevar a cabo parecidas labores.
Los últimos éxitos de impacto en el mercado marginal quedan copados por el último número de Ucronía, con la inestimable colaboración de Groucho Marx. Ucronía, intento de expresión anarquista, carga las tintas en sus violentos ataques al sexo, la moral y la política establecidas o en vías de establecimiento, practicando, incluso, el noble arte de atacar, en primer término, con tintes satíricos, sus terrenos ideológicos más afines.
Con Ucronía destaca la reciente aparición del número dos del Coco, dedicado, en cuerpo y alma, al tema electoral. Azares del destino, cruel destino de la prensa marginal., hicieron que la distribución de esta primorosa edición de la revista, profundo alevato abstencionista, se fuera espaciando en lasjornadas poselectorales y perdiera actualidad. El máximo problema de este tipo de milagrosas empresas está en el tiempo que media entre su gioriosa concepción y su dificultoso parto.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Historia de Ajoblanco
En el ajo
En los años ’70, la España franquista vivió una experiencia extraordinaria: el estallido del movimiento estudiantil contra la dictadura, la lucha obrera, las comunas, el hippismo y el arte conceptual, el surgimiento de teatros, editoriales y librerías independientes, el despertar de una contracultura en Barcelona y el resurgimiento de Madrid. Con todo ello, el movimiento libertario vivió su apogeo entre 1976 y 1978, y sus efectos se desperdigaron por toda España, hasta dar forma a eso que en los ’80 se conoció como La Movida. José Ribas fue testigo privilegiado de esa época y fundador en 1974 de Ajoblanco, una revista independiente que llegó a vender 100 mil ejemplares y se convirtió en abanderada de valores como la ecología, el humanismo, la sexualidad libre y el pensamiento libertario. Ahora, treinta años después, publica Los 70 a destajo, un libro en el que enhebra memorias personales con reflexiones colectivas para tejer un tapiz de aquellos años que liberaron a España.
Aquellos años locos: Pepe Ribas y Toni Puig en la tapa del libro que revisita a fondo los años de Ajoblanco.
Por Miguel Rep
¿Cómo te sentiste en la movida madrileña, vos que venías del agite de tu Barcelona?
–Yo dejé Barcelona y me fui a Madrid cuando no quise convertir Ajoblanco en una gran empresa que hiciera productos y tratara a los lectores como consumidores. En aquel momento vendíamos más que El País y sabía cómo hacerlo. Queríamos montar una editorial de libros, teníamos a varios de los nuevos autores, íbamos a montar una revista de viajes, pionera. Toni Puig preparaba una revista de revolución pedagógica; yo acababa de lanzar La Bañera, de nueva literatura, y Alfalfa de ecología, estábamos en una situación inmejorable. Pero yo no quería transformar un colectivo libertario en una gran empresa de comunicación que tuviera que hacer estudios de mercado para manipular a los lectores. Los lectores eran lo mejor y los que habían escrito sus inquietudes en la revista. Esa fue la clave de Ajoblanco.
Sí, eso está claro en el libro, el momento de la renuncia, tu crisis..., pero ¿cómo fue tu movida interior?
–Me salieron todo tipo de enfermedades. Primero tuve una varicela y luego una hepatitis cuando yo nunca había estado enfermo. En Madrid me encontré con el origen de la movida que no se llamaba “movida” sino “nueva ola”.
¿Y cómo la percibías?
–La llegué a vivir como una obra de teatro o un carnaval, me divertía aquella expectación, pero fui espectador... aunque estuviera en el centro pues viví junto a Cecilia Roth, Gorka de Duo, Marta Oliveras, Quico Rivas, Vico Fernández-Cuesta. Pero no me impliqué.
Todo lo contrario al Ajoblanco...
–Me convertí en mirón y sólo participaba a través de una psicoanalista argentina exiliada que trataba a jóvenes aristócratas que se drogaban y vivían en el opuesto a la educación recibida. Aquello era un totus revolutum muy abierto, pero las conversaciones que mantuve con ella fueron como si estuviéramos haciendo el psicoanálisis a la movida.
Estaban observando...
–Sí, mantuve una relación muy intensa con mi amiga argentina. Con otra amiga común, Marisa Arés, monté una editorial de la movida, se llamaba Puntual, y publicó el libro de Miguel Bosé, novelas de Nuria Amat y Lourdes Ortiz, que era mujer de Fernando Savater, de quien yo era buen amigo. Una tarde la pasaba con él charlando, otra en el estudio de fotografía de Pablo Pérez Mínguez, donde se hacían las tapas de los discos y donde Almodóvar se vestía de mujer. Luego ibas al piso de Las Costus, un par de pintores kitch, que era como un club de locas y locos en que Alaska y los Pegamoides eran los reyes absolutos de aquel supermercado de colores. Cuando la libertad se convirtió en una epidemia, se abrieron locales como Las Carolinas, un club duro en que tocaron por vez primera Santiago Auserón y Radio Futura. El Sol, un lugar mítico en el que veías a Paco Umbral charlar con Alaska o Rockola y la nueva ola se convirtió en moda y movida.
EL DESTAPE: PORTADAS DE AJOBLANCO EN SUS TRES ETAPAS: DE 1974 A 1980, DE 1987 AL 2000, Y LA ULTIMA, MUY BREVE, EN EL 2004.
En la movida madrileña no había manera de meter marxistas, ¿no?
–No, ni tampoco anarquistas, ellos eran prepunk-punkpospunk, pero todos teñidos de terciopelo de colores. La movida fue el grito de libertad de una ciudad que había estado oprimidísima y con unos tremendos celos de lo que había pasado en Barcelona en los ’70. Madrid reventó de golpe contra la represión causada por los grupos de extrema derecha callejera y contra la concentración del poder político franquista que duró hasta el ’79. Cuando llegué en septiembre del ’79, una tarde estaba con un grupo de argentinos en el café Comercial. Entraron los guerrilleros del Cristo Rey con cadenas y a un argentino le abrieron la cabeza porque se suponía que todos los argentinos eran exiliados y estaban contra los militares.
De izquierda...
–Y le abrieron la cabeza a un médico... yo viví mucho en Madrid la movida con argentinos..., pero con profesionales que habían huido del golpe...
Y que no se entregaban a la movida... ¿la miraban también como espectadores?
–Sí, pero les gustaba y decían: “Bueno, España por fin se libera del catolicismo”, pero era todo como un carnaval que duró como tres años, fue muy interesante hasta que se masificó y fue utilizado por los socialistas. Pero el origen fue fascinante porque había conocido a toda esta gente en los ’70 desde Barcelona yendo a Madrid.
Y eran todos lectores del Ajoblanco.
–También había habido en Madrid un movimiento anterior aglutinado en el Ateneo Politécnico que la policía franquista cerró cuando empezaba a dar buenos frutos. Fue un centro de agitación muy importante. Así que cuando fui a Madrid a Almodóvar ya lo conocía... había mucho intercambio.
A PLENO: LA PRIMERA REDACCION DE AJOBLANCO EN 1973: MARIA DOLS, PEPE RIBAS, JOSE SOLE, ANA MILA, ANA CASTELLAR, FRANCISCO MARSAL, LUISA ORTINEZ Y TONI PUIG. (FOTO: PEP RIGOL)
¿Qué era lo más atractivo de la movida?
–La libertad y el disparate.
Había humor, cosa que en la Barcelona de los ’70 no encontrabas tanto.
–En Barcelona había creencia, y compromiso. Aunque finalmente ganó el humor y todo el país se convirtió en una inmensa movida en la década de los ’80. Fueron dos tiros certeros para cambiar España de arriba abajo. Supuso una revolución de las costumbres y de la vida cotidiana sin precedentes que América latina no tuvo. El machismo en España es una cosa que se bajó de golpe, y hubo mucha bisexualidad, tanto en la movida como en Barcelona... La gente perdió los papeles, fue una época muy libre, veías a los europeos alucinados.
Pero las drogas también eran distintas en ambas experiencias, ¿no?
–Sí, pero en Madrid la gente que tomaba heroína no se pinchaba, la snifeaban. En cambio, en Barcelona los jovencitos que cayeron a final de los ’70 se pincharon de entrada, estaba todo más provocado por la policía para acabar con la alternativa de los ateneos libertarios.
¿Cómo te ves a vos mismo a través del tiempo?
–Soy muy inquieto, muy activo y bastante coherente, no he cambiado mucho mi manera de pensar. El viaje iniciático que hice a Grecia con mis compañeros de un grupo poético de la universidad cambió mi vida; éramos cinco personas con una extracción económica, ideológica y familiar diferente. Yo venía de una familia burguesa conservadora y muy culta. Mi padre era una persona compleja y muy poco autoritario en su actitud y su educación... él te dejaba hacer... “solamente aprenderás haciendo”. Lo que sí me aconsejaba era la no violencia. Probablemente porque en España, en las décadas del ’10, ’20 y ’30, hubo mucha violencia... Además, a su padre lo mató una bala perdida de un anarquista en la estación de tren cuando él tenía 6 años y era el mayor de cinco hermanos, o sea que lo marcó. Pero yo, básicamente, en ese viaje iniciático, a una inquietud social que siempre tuve se le une ya una inquietud cultural y clara de ser escritor. Yo recuerdo que estaba leyendo La Odisea, y ya había leído bastante... en esa época encontrabas los libros cuando los encontrabas. Además recuerdo que leí mucho surrealismo, Dadá, Lowry y sobre todo a la Beat Generation, y es curioso porque los leía a través de editoriales argentinas –como pasó con Capote– y me gustaba mucho Artaud por la unión de arte y vida, ¿no? Yo buscaba unir la creatividad a la vida, no a los libros ni a las teorías y, de alguna manera, en ese viaje iniciático, leyendo La Odisea en un barco, yendo a la isla de Delos, Mikonos, vi un grupo de delfines saltando y... no sé...
FITITO CONTRA EL GENERALISIMO: MANIFESTACION ANTIFRANQUISTA IMPROVISADA EN PASEO DE GRACIA. (FOTO: PILAR AYMERICH
En los años ’70, la España franquista vivió una experiencia extraordinaria: el estallido del movimiento estudiantil contra la dictadura, la lucha obrera, las comunas, el hippismo y el arte conceptual, el surgimiento de teatros, editoriales y librerías independientes, el despertar de una contracultura en Barcelona y el resurgimiento de Madrid. Con todo ello, el movimiento libertario vivió su apogeo entre 1976 y 1978, y sus efectos se desperdigaron por toda España, hasta dar forma a eso que en los ’80 se conoció como La Movida. José Ribas fue testigo privilegiado de esa época y fundador en 1974 de Ajoblanco, una revista independiente que llegó a vender 100 mil ejemplares y se convirtió en abanderada de valores como la ecología, el humanismo, la sexualidad libre y el pensamiento libertario. Ahora, treinta años después, publica Los 70 a destajo, un libro en el que enhebra memorias personales con reflexiones colectivas para tejer un tapiz de aquellos años que liberaron a España.
Aquellos años locos: Pepe Ribas y Toni Puig en la tapa del libro que revisita a fondo los años de Ajoblanco.
Por Miguel Rep
¿Cómo te sentiste en la movida madrileña, vos que venías del agite de tu Barcelona?
–Yo dejé Barcelona y me fui a Madrid cuando no quise convertir Ajoblanco en una gran empresa que hiciera productos y tratara a los lectores como consumidores. En aquel momento vendíamos más que El País y sabía cómo hacerlo. Queríamos montar una editorial de libros, teníamos a varios de los nuevos autores, íbamos a montar una revista de viajes, pionera. Toni Puig preparaba una revista de revolución pedagógica; yo acababa de lanzar La Bañera, de nueva literatura, y Alfalfa de ecología, estábamos en una situación inmejorable. Pero yo no quería transformar un colectivo libertario en una gran empresa de comunicación que tuviera que hacer estudios de mercado para manipular a los lectores. Los lectores eran lo mejor y los que habían escrito sus inquietudes en la revista. Esa fue la clave de Ajoblanco.
Sí, eso está claro en el libro, el momento de la renuncia, tu crisis..., pero ¿cómo fue tu movida interior?
–Me salieron todo tipo de enfermedades. Primero tuve una varicela y luego una hepatitis cuando yo nunca había estado enfermo. En Madrid me encontré con el origen de la movida que no se llamaba “movida” sino “nueva ola”.
¿Y cómo la percibías?
–La llegué a vivir como una obra de teatro o un carnaval, me divertía aquella expectación, pero fui espectador... aunque estuviera en el centro pues viví junto a Cecilia Roth, Gorka de Duo, Marta Oliveras, Quico Rivas, Vico Fernández-Cuesta. Pero no me impliqué.
Todo lo contrario al Ajoblanco...
–Me convertí en mirón y sólo participaba a través de una psicoanalista argentina exiliada que trataba a jóvenes aristócratas que se drogaban y vivían en el opuesto a la educación recibida. Aquello era un totus revolutum muy abierto, pero las conversaciones que mantuve con ella fueron como si estuviéramos haciendo el psicoanálisis a la movida.
Estaban observando...
–Sí, mantuve una relación muy intensa con mi amiga argentina. Con otra amiga común, Marisa Arés, monté una editorial de la movida, se llamaba Puntual, y publicó el libro de Miguel Bosé, novelas de Nuria Amat y Lourdes Ortiz, que era mujer de Fernando Savater, de quien yo era buen amigo. Una tarde la pasaba con él charlando, otra en el estudio de fotografía de Pablo Pérez Mínguez, donde se hacían las tapas de los discos y donde Almodóvar se vestía de mujer. Luego ibas al piso de Las Costus, un par de pintores kitch, que era como un club de locas y locos en que Alaska y los Pegamoides eran los reyes absolutos de aquel supermercado de colores. Cuando la libertad se convirtió en una epidemia, se abrieron locales como Las Carolinas, un club duro en que tocaron por vez primera Santiago Auserón y Radio Futura. El Sol, un lugar mítico en el que veías a Paco Umbral charlar con Alaska o Rockola y la nueva ola se convirtió en moda y movida.
EL DESTAPE: PORTADAS DE AJOBLANCO EN SUS TRES ETAPAS: DE 1974 A 1980, DE 1987 AL 2000, Y LA ULTIMA, MUY BREVE, EN EL 2004.
En la movida madrileña no había manera de meter marxistas, ¿no?
–No, ni tampoco anarquistas, ellos eran prepunk-punkpospunk, pero todos teñidos de terciopelo de colores. La movida fue el grito de libertad de una ciudad que había estado oprimidísima y con unos tremendos celos de lo que había pasado en Barcelona en los ’70. Madrid reventó de golpe contra la represión causada por los grupos de extrema derecha callejera y contra la concentración del poder político franquista que duró hasta el ’79. Cuando llegué en septiembre del ’79, una tarde estaba con un grupo de argentinos en el café Comercial. Entraron los guerrilleros del Cristo Rey con cadenas y a un argentino le abrieron la cabeza porque se suponía que todos los argentinos eran exiliados y estaban contra los militares.
De izquierda...
–Y le abrieron la cabeza a un médico... yo viví mucho en Madrid la movida con argentinos..., pero con profesionales que habían huido del golpe...
Y que no se entregaban a la movida... ¿la miraban también como espectadores?
–Sí, pero les gustaba y decían: “Bueno, España por fin se libera del catolicismo”, pero era todo como un carnaval que duró como tres años, fue muy interesante hasta que se masificó y fue utilizado por los socialistas. Pero el origen fue fascinante porque había conocido a toda esta gente en los ’70 desde Barcelona yendo a Madrid.
Y eran todos lectores del Ajoblanco.
–También había habido en Madrid un movimiento anterior aglutinado en el Ateneo Politécnico que la policía franquista cerró cuando empezaba a dar buenos frutos. Fue un centro de agitación muy importante. Así que cuando fui a Madrid a Almodóvar ya lo conocía... había mucho intercambio.
A PLENO: LA PRIMERA REDACCION DE AJOBLANCO EN 1973: MARIA DOLS, PEPE RIBAS, JOSE SOLE, ANA MILA, ANA CASTELLAR, FRANCISCO MARSAL, LUISA ORTINEZ Y TONI PUIG. (FOTO: PEP RIGOL)
¿Qué era lo más atractivo de la movida?
–La libertad y el disparate.
Había humor, cosa que en la Barcelona de los ’70 no encontrabas tanto.
–En Barcelona había creencia, y compromiso. Aunque finalmente ganó el humor y todo el país se convirtió en una inmensa movida en la década de los ’80. Fueron dos tiros certeros para cambiar España de arriba abajo. Supuso una revolución de las costumbres y de la vida cotidiana sin precedentes que América latina no tuvo. El machismo en España es una cosa que se bajó de golpe, y hubo mucha bisexualidad, tanto en la movida como en Barcelona... La gente perdió los papeles, fue una época muy libre, veías a los europeos alucinados.
Pero las drogas también eran distintas en ambas experiencias, ¿no?
–Sí, pero en Madrid la gente que tomaba heroína no se pinchaba, la snifeaban. En cambio, en Barcelona los jovencitos que cayeron a final de los ’70 se pincharon de entrada, estaba todo más provocado por la policía para acabar con la alternativa de los ateneos libertarios.
¿Cómo te ves a vos mismo a través del tiempo?
–Soy muy inquieto, muy activo y bastante coherente, no he cambiado mucho mi manera de pensar. El viaje iniciático que hice a Grecia con mis compañeros de un grupo poético de la universidad cambió mi vida; éramos cinco personas con una extracción económica, ideológica y familiar diferente. Yo venía de una familia burguesa conservadora y muy culta. Mi padre era una persona compleja y muy poco autoritario en su actitud y su educación... él te dejaba hacer... “solamente aprenderás haciendo”. Lo que sí me aconsejaba era la no violencia. Probablemente porque en España, en las décadas del ’10, ’20 y ’30, hubo mucha violencia... Además, a su padre lo mató una bala perdida de un anarquista en la estación de tren cuando él tenía 6 años y era el mayor de cinco hermanos, o sea que lo marcó. Pero yo, básicamente, en ese viaje iniciático, a una inquietud social que siempre tuve se le une ya una inquietud cultural y clara de ser escritor. Yo recuerdo que estaba leyendo La Odisea, y ya había leído bastante... en esa época encontrabas los libros cuando los encontrabas. Además recuerdo que leí mucho surrealismo, Dadá, Lowry y sobre todo a la Beat Generation, y es curioso porque los leía a través de editoriales argentinas –como pasó con Capote– y me gustaba mucho Artaud por la unión de arte y vida, ¿no? Yo buscaba unir la creatividad a la vida, no a los libros ni a las teorías y, de alguna manera, en ese viaje iniciático, leyendo La Odisea en un barco, yendo a la isla de Delos, Mikonos, vi un grupo de delfines saltando y... no sé...
FITITO CONTRA EL GENERALISIMO: MANIFESTACION ANTIFRANQUISTA IMPROVISADA EN PASEO DE GRACIA. (FOTO: PILAR AYMERICH
Un edificio cercano podría sustituir al Ateneo Politécnico
Un edificio cercano podría sustituir al Ateneo Politécnico
01/02/1977
Al lado del desaparecido Ateneo Politécnico, centro de enseñanza en el que se reunían, además de los puramente educativos, una serie de servicios sociales, tales como guardería infantil, aula de música, existe un edificio que según la Asociación de Amas de Hogar del distrito de Chamartín podría sustituir al desaparecido Ateneo.Este edificio que, en otro tiempo, acogió una escuela de mandos falangistas, tiene la amplitud y las condiciones, según esta asociación, no sólo para albergar los servicios del Ateneo, sino que, incluso, permitiría la ampliación a otros varios, tales como casa de socorro, locales de reunión de ancianos, biblioteca, sede de asociaciones ciudadanas, etcétera.
Las Amas de Hogar de Chamartín suponen la propiedad de ese edificio en manos del Movimiento.
El problema para que pudiera llegar a convertirse en un buen centro social estaría en la cesión oportuna al Ayuntamiento para que lo empleara en este fin.
01/02/1977
Al lado del desaparecido Ateneo Politécnico, centro de enseñanza en el que se reunían, además de los puramente educativos, una serie de servicios sociales, tales como guardería infantil, aula de música, existe un edificio que según la Asociación de Amas de Hogar del distrito de Chamartín podría sustituir al desaparecido Ateneo.Este edificio que, en otro tiempo, acogió una escuela de mandos falangistas, tiene la amplitud y las condiciones, según esta asociación, no sólo para albergar los servicios del Ateneo, sino que, incluso, permitiría la ampliación a otros varios, tales como casa de socorro, locales de reunión de ancianos, biblioteca, sede de asociaciones ciudadanas, etcétera.
Las Amas de Hogar de Chamartín suponen la propiedad de ese edificio en manos del Movimiento.
El problema para que pudiera llegar a convertirse en un buen centro social estaría en la cesión oportuna al Ayuntamiento para que lo empleara en este fin.
Hoy se desaloja el Ateneo Politécnico
Hoy se desaloja el Ateneo Politécnico
15/01/1977
Ayer por la noche se encerraron en el Ateneo Politécnico veinte componentes del centro, quienes se declararon en huelga de hambre para protestar por el desalojo que, según está previsto, se realizará hoy como primer paso para la posterior desaparición del edificio.Para el momento del desalojo está prevista una concentración del resto de los miembros del Ateneo, junto con los vecinos que se han sumado a la campaña a favor de la permanencia del edificio y padres de los niños que eran atendidos en la guardería. Manifestaron también su repulsa por la creciente especulación que sufre la zona por parte de las inmobiliarias, así como por la desaparición de un centro de características
15/01/1977
Ayer por la noche se encerraron en el Ateneo Politécnico veinte componentes del centro, quienes se declararon en huelga de hambre para protestar por el desalojo que, según está previsto, se realizará hoy como primer paso para la posterior desaparición del edificio.Para el momento del desalojo está prevista una concentración del resto de los miembros del Ateneo, junto con los vecinos que se han sumado a la campaña a favor de la permanencia del edificio y padres de los niños que eran atendidos en la guardería. Manifestaron también su repulsa por la creciente especulación que sufre la zona por parte de las inmobiliarias, así como por la desaparición de un centro de características
La movida Madrileña en Wiki
Movida madrileña
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Madrid por la noche.Desde la movida siguen en el vocabulario madrileño expresiones como "Madrid nunca duerme", "Esta noche todo el mundo a la calle" o "Madrid me mata".
La Movida Madrileña fue un movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la Transición de la España postfranquista y que se prolongó hasta avanzados los años ochenta.
La noche madrileña fue muy activa no sólo por las salidas nocturnas de los jóvenes, sino a causa de un interés inusual en la llamada cultura alternativa, las drogas, underground o contracultura. La aparición de sellos independientes de grabación discográfica (Dro, TicTac, Tres Cipreses etc.) permitió la creación de una música distinta a la patrocinada por las multinacionales del disco.
Nacido en Madrid, el movimiento se extendió miméticamente a otras capitales españolas, con la connivencia y aliento de algunos políticos, principalmente socialistas, entre los que destacarían el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que había estudiado profundamente desde un punto de vista sociológico la cultura marginal juvenil (véanse los ensayos contenidos en su obra El miedo a la razón). El apoyo político a esta cultura alternativa pretendía mostrar un punto de inflexión entre la sociedad franquista y la nueva sociedad de la democracia; esta imagen de una España "moderna", o cuanto menos abierta a la modernidad, sería utilizada internacionalmente para combatir la imagen peyorativa que el país había adquirido a lo largo de cuatro décadas de dictadura. No obstante, y a pesar de este movimiento contracultural, gran cantidad de las estructuras sociales y económicas del país eran heredadas del antiguo régimen.
La revista La Luna, entre otras acunadas por los ayuntamientos de Madrid y de Vigo (donde también tuvo lugar la conocida como movida viguesa), fue el baluarte del movimiento, que halló reflejo en algunos programas televisivos como La bola de cristal o Si yo fuera presidente de Fernando García Tola y otros musicales y de variedades presentados por personajes como Paloma Chamorro, Carmen Maura, etc., y tuvo su cronista en el escritor y periodista Francisco Umbral desde su columna en el diario El País, sus cantantes en Enrique Urquijo y Olvido Gara, más conocida como «Alaska», su poeta en Eduardo Haro Ibars, su graffitero en Juan Carlos Argüello «El Muelle», sus ídolos artísticos en Andy Warhol y Miquel Barceló y sus lugares de culto en Rock-Ola,Carolina, El Sol, El Penta, La Vía Láctea, etc. El poeta Luis Antonio de Villena novelizó esta época en Madrid ha muerto. Lo mismo hizo el novelista Gregorio Morales en su obra La individuación.
Corrientes artísticas de la Movida
Hubo estilos y vertientes nuevas en:
Música (Radio Futura, La Unión, Nacha Pop, Los Secretos, Aviador Dro, Los Bólidos, Alaska y los Pegamoides, Tino Casal, Golpes Bajos, Los Nikis, Los Toreros Muertos, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Las Vulpes, Derribos Arias, Glutamato Ye-ye, Mecano o Alphaville... Desde la cadena musical de Radio Nacional de España, Radio 3, Jesús Ordovás contaba lo que sucedía.
Pintura y fotografía, con artistas gráficos como Ceesepe, El Hortelano, Ouka Lele, Agust, Nazario, Miguel Trillo, Pablo Pérez Mínguez (PPM) o Alberto García-Alix. Los tres fundaron el primer colectivo de artistas que quedó en denominarse «CASCORRO FACTORY», de donde salieron las primeras ideas transgresoras de la incipiente movida madrileña. También destacaron el dúo de origen gaditano Costus y Guillermo Pérez Villalta. Mención especial para el fotógrafo outsider de la movida, pero esencial, Gorka de Duo que fue el único de éstos que fotografío y acompañó a Andy Warhol.
Graffiti, siguiendo la estela de El Muelle (Juan Carlos Argüello).
Cine, con Pedro Almodóvar como máximo exponente (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1982), Laberinto de pasiones (1982)), pero también Fernando Trueba con películas emblemáticas como Ópera prima (1980) o Fernando Colomo. Sin olvidar a Iván Zulueta y su innovadora obra Arrebato.
Literatura, surgida a la palestra el 13 de marzo de 1984 con el debate en la Tertulia de Creadores (Círculo de Bellas Artes de Madrid) «Narrativa en la Posmodernidad», en el que participaron Gregorio Morales, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena, Javier Barquín, José Tono Martínez, Luis Mateo Díez, José Antonio Gabriel y Galán, José Luis Moreno-Ruiz y Ramón Mayrata. La mayor parte de ellos —como Gregorio Morales (alma de la Tertulia de Creadores), José Tono Martínez o Ramón Mayrata— eran colaboradores regulares de «La luna de Madrid».
Años después de esta época, se hizo una encuesta sobre los temas musicales más populares y emblemáticos de la movida, cuyos resultados fueron los siguientes, por orden desde el más votado: La chica de ayer, de Nacha Pop; Para ti, de Paraíso; Déjame, de Los Secretos; Cadillac solitario, de Loquillo y los trogloditas; Perlas ensangrentadas y Ni tú ni nadie, de Alaska; Groenlandia, de Zombies; Cuatro rosas, de Gabinete Caligari; Cuando brille el sol, de La Guardia. Menos votos obtuvieron Noche de lluvia en Madrid, de Los Modelos; Camino Soria, de Gabinete Caligari; Insurrección, de El último de la fila; La mataré, de Loquillo; Pero a tu lado, de Los Secretos; Enamorado de la moda juvenil, de Radio Futura; Espiando a mi vecina, de Un Pingüino en mi Ascensor; Malos tiempos para la lírica, de Golpes Bajos; Autosuficiencia, de Parálisis permanente, etc.[sin referencias]
Los grupos más valorados fueron: Paralisis Permanente, Alaska y los Pegamoides, Derribos Arias, Pistones, Radio Futura, Los Secretos, Nacha Pop, Gabinete Caligari, Loquillo y los Trogloditas, Paraíso,Alaska y Dinarama, etc[sin referencias].
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Madrid por la noche.Desde la movida siguen en el vocabulario madrileño expresiones como "Madrid nunca duerme", "Esta noche todo el mundo a la calle" o "Madrid me mata".
La Movida Madrileña fue un movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la Transición de la España postfranquista y que se prolongó hasta avanzados los años ochenta.
La noche madrileña fue muy activa no sólo por las salidas nocturnas de los jóvenes, sino a causa de un interés inusual en la llamada cultura alternativa, las drogas, underground o contracultura. La aparición de sellos independientes de grabación discográfica (Dro, TicTac, Tres Cipreses etc.) permitió la creación de una música distinta a la patrocinada por las multinacionales del disco.
Nacido en Madrid, el movimiento se extendió miméticamente a otras capitales españolas, con la connivencia y aliento de algunos políticos, principalmente socialistas, entre los que destacarían el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que había estudiado profundamente desde un punto de vista sociológico la cultura marginal juvenil (véanse los ensayos contenidos en su obra El miedo a la razón). El apoyo político a esta cultura alternativa pretendía mostrar un punto de inflexión entre la sociedad franquista y la nueva sociedad de la democracia; esta imagen de una España "moderna", o cuanto menos abierta a la modernidad, sería utilizada internacionalmente para combatir la imagen peyorativa que el país había adquirido a lo largo de cuatro décadas de dictadura. No obstante, y a pesar de este movimiento contracultural, gran cantidad de las estructuras sociales y económicas del país eran heredadas del antiguo régimen.
La revista La Luna, entre otras acunadas por los ayuntamientos de Madrid y de Vigo (donde también tuvo lugar la conocida como movida viguesa), fue el baluarte del movimiento, que halló reflejo en algunos programas televisivos como La bola de cristal o Si yo fuera presidente de Fernando García Tola y otros musicales y de variedades presentados por personajes como Paloma Chamorro, Carmen Maura, etc., y tuvo su cronista en el escritor y periodista Francisco Umbral desde su columna en el diario El País, sus cantantes en Enrique Urquijo y Olvido Gara, más conocida como «Alaska», su poeta en Eduardo Haro Ibars, su graffitero en Juan Carlos Argüello «El Muelle», sus ídolos artísticos en Andy Warhol y Miquel Barceló y sus lugares de culto en Rock-Ola,Carolina, El Sol, El Penta, La Vía Láctea, etc. El poeta Luis Antonio de Villena novelizó esta época en Madrid ha muerto. Lo mismo hizo el novelista Gregorio Morales en su obra La individuación.
Corrientes artísticas de la Movida
Hubo estilos y vertientes nuevas en:
Música (Radio Futura, La Unión, Nacha Pop, Los Secretos, Aviador Dro, Los Bólidos, Alaska y los Pegamoides, Tino Casal, Golpes Bajos, Los Nikis, Los Toreros Muertos, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Las Vulpes, Derribos Arias, Glutamato Ye-ye, Mecano o Alphaville... Desde la cadena musical de Radio Nacional de España, Radio 3, Jesús Ordovás contaba lo que sucedía.
Pintura y fotografía, con artistas gráficos como Ceesepe, El Hortelano, Ouka Lele, Agust, Nazario, Miguel Trillo, Pablo Pérez Mínguez (PPM) o Alberto García-Alix. Los tres fundaron el primer colectivo de artistas que quedó en denominarse «CASCORRO FACTORY», de donde salieron las primeras ideas transgresoras de la incipiente movida madrileña. También destacaron el dúo de origen gaditano Costus y Guillermo Pérez Villalta. Mención especial para el fotógrafo outsider de la movida, pero esencial, Gorka de Duo que fue el único de éstos que fotografío y acompañó a Andy Warhol.
Graffiti, siguiendo la estela de El Muelle (Juan Carlos Argüello).
Cine, con Pedro Almodóvar como máximo exponente (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1982), Laberinto de pasiones (1982)), pero también Fernando Trueba con películas emblemáticas como Ópera prima (1980) o Fernando Colomo. Sin olvidar a Iván Zulueta y su innovadora obra Arrebato.
Literatura, surgida a la palestra el 13 de marzo de 1984 con el debate en la Tertulia de Creadores (Círculo de Bellas Artes de Madrid) «Narrativa en la Posmodernidad», en el que participaron Gregorio Morales, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena, Javier Barquín, José Tono Martínez, Luis Mateo Díez, José Antonio Gabriel y Galán, José Luis Moreno-Ruiz y Ramón Mayrata. La mayor parte de ellos —como Gregorio Morales (alma de la Tertulia de Creadores), José Tono Martínez o Ramón Mayrata— eran colaboradores regulares de «La luna de Madrid».
Años después de esta época, se hizo una encuesta sobre los temas musicales más populares y emblemáticos de la movida, cuyos resultados fueron los siguientes, por orden desde el más votado: La chica de ayer, de Nacha Pop; Para ti, de Paraíso; Déjame, de Los Secretos; Cadillac solitario, de Loquillo y los trogloditas; Perlas ensangrentadas y Ni tú ni nadie, de Alaska; Groenlandia, de Zombies; Cuatro rosas, de Gabinete Caligari; Cuando brille el sol, de La Guardia. Menos votos obtuvieron Noche de lluvia en Madrid, de Los Modelos; Camino Soria, de Gabinete Caligari; Insurrección, de El último de la fila; La mataré, de Loquillo; Pero a tu lado, de Los Secretos; Enamorado de la moda juvenil, de Radio Futura; Espiando a mi vecina, de Un Pingüino en mi Ascensor; Malos tiempos para la lírica, de Golpes Bajos; Autosuficiencia, de Parálisis permanente, etc.[sin referencias]
Los grupos más valorados fueron: Paralisis Permanente, Alaska y los Pegamoides, Derribos Arias, Pistones, Radio Futura, Los Secretos, Nacha Pop, Gabinete Caligari, Loquillo y los Trogloditas, Paraíso,Alaska y Dinarama, etc[sin referencias].
Moncho Alpuente y La Prose
Un garbeo por 'La Prospe'
MONCHO ALPUENTE, - Madrid - 05/01/1998
Una iglesia y un mercado pugnan por dar a esta plaza entidad de plaza mayor, centro neurálgico de un barrio que siempre ha sabido afrontar con buen humor su irónica denominación, que los vecinos abrevian por la vía de lo castizo hasta dejarla en Prospe, La Prospe, con las dos pes explotando en los labios como truenos.Esta paradoja nominal acució el ingenio y fomentó la rebeldía ante el Ayuntamiento, y el diccionario de la Academia del niño prosperitano Juan José Millás, que buscó en las páginas del grueso libro la definición correspondiente al barrio en el que moraba y, al no ver por ninguna parte el bienestar y el curso venturoso de las cosas que figuraban como sinónimos de Prosperidad, aprendió a desconfiar de las promesas de los adultos y de sus presuntos conocimientos.
La noticia en otros webs
La prosperidad pillaba cerca del barrio, lo circundaba en los chalés de El Viso y de la Ciudad Jardín, en los últimos bloques del barrio de Salamanca y en las últimas villas y quintas de Chamartín. La Prospe nacía como barrio mestizo en la frontera de la ciudad, sobre los terrenos de un polígono industrial cuya mejor industria sería, con el tiempo, aprovechar el terreno para edificar nuevos edificios de viviendas.
Esta plaza mayor de La Prosperidad parece más antigua de lo que es, de puro desgastada por el uso abusivo que hacen de ella las palomas, los niños y los jubilados que enhebran su eterna partida de naipes, ajenos al trasiego de las amas de casa que vuelven de la plaza cargadas de bolsas de plástico.
Los niños que crecieron en La Prospe, y con la Prospe, en los años sesenta y setenta, fueron exploradores y pioneros de los innúmeros descampados de la zona, territorio híbrido entre el campo que huía y la ciudad invasora que prosperaba para cegar sus campos de juegos con cal y canto, hormigón y ladrillo. El Gran Wyoming, guía nativo criado en La Prosperidad, recuerda los felices días del Ateneo Politécnico, una academia privada reconvertida en centro de actividades culturales, lúdicas y festivas por voluntad de su propietario, cuyo edificio cobijó actuaciones musicales de grupos de casa, locales de ensayo y una popular guardería. La oposición de dos de los hijos del mecenas generó a mediados de los setenta una batalla legal y campal que terminó como suelen terminar las buenas acciones cuando hay por me dio terrenos para especular.
Tras el desalojo policial del politécnico, los ocupantes que aún no habían estrenado la "ka" hicieron lo propio con los locales de la antigua Escuela de Mandos José Antonio, de la calle de Mantuano, desmantelada tras la muerte del supremo y superlativo mandatario del régimen. El nuevo centro cultural se convirtió, más que mediados los años setenta, en un vivero de actividades en el que germinaron los más desmandados talentos musicales de lo que empezaba a llamarse, "movida madrileña". Después del "movimiento", la "movida", el edificio que había albergado a los candidatos a profesores de Educación Física y Formación del Espíritu Nacional, terror de aulas y patios colegiales, se transformó en un nuevo ateneo artístico y libertario, sin exclusiones, donde convivieron durante un tiempo un gimnasio de artes marciales y una sala de exposiciones, El Saco, en la que jóvenes creadores y diseñadores expusieron sin rubor sus obras primerizas, esculturas con materiales reciclados entre el dada y el arte povera, el pop art y el agit prop (agitación y propaganda). Uno de los animadores de aquellos momentos iniciales e iniciáticos fue Fernando Márquez, El Zurdo, con sus fanzines y su primer grupo, Kaka de Luxe, en el que militaban Alaska. y Carlos Berlanga. También pararon por allí Los Zombis de Bernardo Bonnezzi y los obreros especializados del Aviador Dro, Servando Carballar, que tenía las oficinas de su sello discográfico independiente unas calles más allá, en pleno corazón de La Prospe.
Antes de que abriera sus puertas el Rock-Ola, santuario de la ''movida" en la cercana calle de Padre Xifré, junto a las Torres Blancas, en los mismos locales habían figurado otras discotecas de moda, como el primitivo Nica's, donde hizo sus pinitos como cantante pop Camilo Sesto, al frente de Los Botines, antes de soltarse la melena como baladista meloso. La proximidad de estos antros de modernidad debió suscitar las inquietudes musicales de los jóvenes prosperitanos que se plasmaron a mediados de los años setenta con La Romántica Banda Local y más tarde con Paracelso, el grupo de Wyoming y Reverendo, ganadores de uno de los primeros concursos de rock organizados por un Ayuntamiento que parecía dispuesto a Firmar una tregua con las nuevas hornadas provocadoras e irritantes que eclosionaban por doquier. Otro de los grupos criados en La Prospe fue Los Güevos Duros, embrión también de nuevas formaciones de barriada.
La gran vía de Prosperidad es la avenida de López de Hoyos, dedicada al catedrático, presbítero y cronista don Juan López de Hoyos, que fue maestro de Cervantes y autor de la Declaración de armas de Madrid. Entre las calles que cruzan esta arteria principal, la de Eugenio Salazar destaca por su acogedora infraestructura de bares entrañables y disco-bares más ruidosos, pero no menos hospitalarios, entre los que sobrevive el Garage Hermético, dedicado a la memoria gráfica del dibujante Moebius. Algunos nativos recuerdan también bares con menos pretensiones, como Casa Leo o El Chopo que les acogieron en momentos difíciles, cuando tenían dificultades para sufragar a escote las cañas consumidas y habían de rebuscar en sus fláccidos bolsillos.
Como un trasatlántico varado en el asfalto, el nuevo Auditorio de Madrid ocupa una vasta extensión en el confín de La Prospe, dando un barniz clásico a las inquietudes musicales de los jóvenes creadores locales. En este solar hurtado a las excursiones infantiles vio el niño Wyoming pernoctar grandes rebaños de ovejas que animaban las noches de los vecinos con sus musicales balidos.
De vez en cuando, la sufrida plaza mayor de La Prosperidad ha de soportar sobre su maltratado pavimento las botas militares de un rebaño, más bien camada, de furibundos ultraderechistas convocados por el capo Ynestrillas cuando sale de presidio, pero los prosperitanos, de insumisa estirpe, ignoran las provocaciones de estos espurios discípulos de aquellos mandos de la Escuela José Antonio, sobre cuya sede edificaron en su día un efímero emporio lúdico, cultural y libertario.
MONCHO ALPUENTE, - Madrid - 05/01/1998
Una iglesia y un mercado pugnan por dar a esta plaza entidad de plaza mayor, centro neurálgico de un barrio que siempre ha sabido afrontar con buen humor su irónica denominación, que los vecinos abrevian por la vía de lo castizo hasta dejarla en Prospe, La Prospe, con las dos pes explotando en los labios como truenos.Esta paradoja nominal acució el ingenio y fomentó la rebeldía ante el Ayuntamiento, y el diccionario de la Academia del niño prosperitano Juan José Millás, que buscó en las páginas del grueso libro la definición correspondiente al barrio en el que moraba y, al no ver por ninguna parte el bienestar y el curso venturoso de las cosas que figuraban como sinónimos de Prosperidad, aprendió a desconfiar de las promesas de los adultos y de sus presuntos conocimientos.
La noticia en otros webs
La prosperidad pillaba cerca del barrio, lo circundaba en los chalés de El Viso y de la Ciudad Jardín, en los últimos bloques del barrio de Salamanca y en las últimas villas y quintas de Chamartín. La Prospe nacía como barrio mestizo en la frontera de la ciudad, sobre los terrenos de un polígono industrial cuya mejor industria sería, con el tiempo, aprovechar el terreno para edificar nuevos edificios de viviendas.
Esta plaza mayor de La Prosperidad parece más antigua de lo que es, de puro desgastada por el uso abusivo que hacen de ella las palomas, los niños y los jubilados que enhebran su eterna partida de naipes, ajenos al trasiego de las amas de casa que vuelven de la plaza cargadas de bolsas de plástico.
Los niños que crecieron en La Prospe, y con la Prospe, en los años sesenta y setenta, fueron exploradores y pioneros de los innúmeros descampados de la zona, territorio híbrido entre el campo que huía y la ciudad invasora que prosperaba para cegar sus campos de juegos con cal y canto, hormigón y ladrillo. El Gran Wyoming, guía nativo criado en La Prosperidad, recuerda los felices días del Ateneo Politécnico, una academia privada reconvertida en centro de actividades culturales, lúdicas y festivas por voluntad de su propietario, cuyo edificio cobijó actuaciones musicales de grupos de casa, locales de ensayo y una popular guardería. La oposición de dos de los hijos del mecenas generó a mediados de los setenta una batalla legal y campal que terminó como suelen terminar las buenas acciones cuando hay por me dio terrenos para especular.
Tras el desalojo policial del politécnico, los ocupantes que aún no habían estrenado la "ka" hicieron lo propio con los locales de la antigua Escuela de Mandos José Antonio, de la calle de Mantuano, desmantelada tras la muerte del supremo y superlativo mandatario del régimen. El nuevo centro cultural se convirtió, más que mediados los años setenta, en un vivero de actividades en el que germinaron los más desmandados talentos musicales de lo que empezaba a llamarse, "movida madrileña". Después del "movimiento", la "movida", el edificio que había albergado a los candidatos a profesores de Educación Física y Formación del Espíritu Nacional, terror de aulas y patios colegiales, se transformó en un nuevo ateneo artístico y libertario, sin exclusiones, donde convivieron durante un tiempo un gimnasio de artes marciales y una sala de exposiciones, El Saco, en la que jóvenes creadores y diseñadores expusieron sin rubor sus obras primerizas, esculturas con materiales reciclados entre el dada y el arte povera, el pop art y el agit prop (agitación y propaganda). Uno de los animadores de aquellos momentos iniciales e iniciáticos fue Fernando Márquez, El Zurdo, con sus fanzines y su primer grupo, Kaka de Luxe, en el que militaban Alaska. y Carlos Berlanga. También pararon por allí Los Zombis de Bernardo Bonnezzi y los obreros especializados del Aviador Dro, Servando Carballar, que tenía las oficinas de su sello discográfico independiente unas calles más allá, en pleno corazón de La Prospe.
Antes de que abriera sus puertas el Rock-Ola, santuario de la ''movida" en la cercana calle de Padre Xifré, junto a las Torres Blancas, en los mismos locales habían figurado otras discotecas de moda, como el primitivo Nica's, donde hizo sus pinitos como cantante pop Camilo Sesto, al frente de Los Botines, antes de soltarse la melena como baladista meloso. La proximidad de estos antros de modernidad debió suscitar las inquietudes musicales de los jóvenes prosperitanos que se plasmaron a mediados de los años setenta con La Romántica Banda Local y más tarde con Paracelso, el grupo de Wyoming y Reverendo, ganadores de uno de los primeros concursos de rock organizados por un Ayuntamiento que parecía dispuesto a Firmar una tregua con las nuevas hornadas provocadoras e irritantes que eclosionaban por doquier. Otro de los grupos criados en La Prospe fue Los Güevos Duros, embrión también de nuevas formaciones de barriada.
La gran vía de Prosperidad es la avenida de López de Hoyos, dedicada al catedrático, presbítero y cronista don Juan López de Hoyos, que fue maestro de Cervantes y autor de la Declaración de armas de Madrid. Entre las calles que cruzan esta arteria principal, la de Eugenio Salazar destaca por su acogedora infraestructura de bares entrañables y disco-bares más ruidosos, pero no menos hospitalarios, entre los que sobrevive el Garage Hermético, dedicado a la memoria gráfica del dibujante Moebius. Algunos nativos recuerdan también bares con menos pretensiones, como Casa Leo o El Chopo que les acogieron en momentos difíciles, cuando tenían dificultades para sufragar a escote las cañas consumidas y habían de rebuscar en sus fláccidos bolsillos.
Como un trasatlántico varado en el asfalto, el nuevo Auditorio de Madrid ocupa una vasta extensión en el confín de La Prospe, dando un barniz clásico a las inquietudes musicales de los jóvenes creadores locales. En este solar hurtado a las excursiones infantiles vio el niño Wyoming pernoctar grandes rebaños de ovejas que animaban las noches de los vecinos con sus musicales balidos.
De vez en cuando, la sufrida plaza mayor de La Prosperidad ha de soportar sobre su maltratado pavimento las botas militares de un rebaño, más bien camada, de furibundos ultraderechistas convocados por el capo Ynestrillas cuando sale de presidio, pero los prosperitanos, de insumisa estirpe, ignoran las provocaciones de estos espurios discípulos de aquellos mandos de la Escuela José Antonio, sobre cuya sede edificaron en su día un efímero emporio lúdico, cultural y libertario.
martes, 25 de diciembre de 2007
«La "movida madrileña" fue dirigida por el PSOE», asegura Fernando Márquez
«La "movida madrileña" fue dirigida por el PSOE», asegura Fernando Márquez
«El Zurdo» regresa a los escenarios con La Mode, su antiguo grupo
MAURILIO DE MIGUEL
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MADRID.- Si hay un personaje que se retiró a tiempo de toda la degeneración que trajo consigo la llamada «movida madrileña», ése es Fernando Márquez, alias «El Zurdo». Si hay alguien que en absoluto haya vivido de las rentas, ése es el vocalista de La Mode, el grupo resucitado que la madrileña Sala Revólver presenta esta noche en concierto.
«Nosotros volvemos al escenario -señala Fernando Márquez-, para promocionar el compacto recopilatorio que Nuevos Medios acaba de editar con las canciones que en su día grabó la banda. Ahora bien, ello no supone una mera baza oportunista para llenarnos los bolsillos, sino el intento de retomar la trayectoria musical interrumpida cuando hace diez años yo decidí dejar La Mode».
AFECCION BRONQUIAL.- Porque, a decir verdad, por entonces y antes de que a Fernando Márquez una afección de bronquios le apartara de los micros, La Mode lideraba con Mecano el «ranking» de grupos españoles con más caché. «Es más -recuerda el vocalista-, batimos el récord de entrevistas concedidas a los medios»... Y añade: «De todas formas, Mario Gil, Antonio Zancajo y yo, la matriz del grupo, ya no tenemos necesidad de vivir como entonces exclusivamente de la música. De ahí que podamos reaparecer incluso en una época de recesión como ésta».
Ya en 1990 hubo un intento de resucitar el grupo que, a la postre, se frustró. Es ésta, pues, la segunda oportunidad en la que lo intenta quien se diera a conocer integrando esa formación «nuevaolera» denominada Kaka de Luxe. Eso tras pasar la segunda mitad de los años ochenta con iniciativas musicales de cortos vuelos como Pop Decó y Proyecto Browing y mantener la boca abierta en un programa de Radio Nacional hasta principios de los noventa.
«Después -comenta "El Zurdo"- me vi forzado a tomarme tres años sabáticos, todo hay que decirlo, a falta de cosas interesantes en las que emplearme. Esta década, sin embargo, me pronosticaba mi conjunción astral que levantaría cabeza... Y, dado que ahora dirijo la revista Corazón del Bosque, que ultimo un disco con Borsani y que con La Mode estoy dispuesto a refrescar recuerdos este verano en muchos lugares de España, así parece que está siendo».
Colaboraciones en la prensa oficial y marginal, libros, conferencias a iniciativa incluso de la Falange... Además de la música, cosas aparentemente dispares han ocupado a Fernando Márquez, de finales de los años setenta a nuestros días. Pese a lo que pueda parecer, todas perfectamente integradas en el frente de expresión que él se propuso desde que supo que tenía algo que contar. «No estoy de acuerdo con quienes creen que un empacho de lecturas mal digeridas me llevó a "desparramar". Lo único cierto es que yo leía lo que otros músicos no leían y que desde siempre estuvo interesado en opinar lo mismo que en cantar», señala Fernando Márquez.
MUSICA Y POLITICA.- «Por otra parte -continúa-, yo niego toda autoridad moral para rasgarse las vestiduras a los críticos que me acusaron de meterme en política; a ésos que azuzaron al público para que se olvidara de mí, cuando denuncié que la "movida" estaba siendo intervenida y utilizada claramente por el PSOE».
A pesar de los pesares, lo que permaneció en la memoria sentimental de la gente fue ese puñado de canciones directas, refinadas, «glamourosas» y un punto decadentes que «El Zurdo» hizo tanto con La Mode como con ese grupo de vida brevísima que atendía por Paraíso. Las mismas que Antonio, Mario y él interpretarán con una nutrida legión de nostálgicos en la Sala Revólver
«El Zurdo» regresa a los escenarios con La Mode, su antiguo grupo
MAURILIO DE MIGUEL
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MADRID.- Si hay un personaje que se retiró a tiempo de toda la degeneración que trajo consigo la llamada «movida madrileña», ése es Fernando Márquez, alias «El Zurdo». Si hay alguien que en absoluto haya vivido de las rentas, ése es el vocalista de La Mode, el grupo resucitado que la madrileña Sala Revólver presenta esta noche en concierto.
«Nosotros volvemos al escenario -señala Fernando Márquez-, para promocionar el compacto recopilatorio que Nuevos Medios acaba de editar con las canciones que en su día grabó la banda. Ahora bien, ello no supone una mera baza oportunista para llenarnos los bolsillos, sino el intento de retomar la trayectoria musical interrumpida cuando hace diez años yo decidí dejar La Mode».
AFECCION BRONQUIAL.- Porque, a decir verdad, por entonces y antes de que a Fernando Márquez una afección de bronquios le apartara de los micros, La Mode lideraba con Mecano el «ranking» de grupos españoles con más caché. «Es más -recuerda el vocalista-, batimos el récord de entrevistas concedidas a los medios»... Y añade: «De todas formas, Mario Gil, Antonio Zancajo y yo, la matriz del grupo, ya no tenemos necesidad de vivir como entonces exclusivamente de la música. De ahí que podamos reaparecer incluso en una época de recesión como ésta».
Ya en 1990 hubo un intento de resucitar el grupo que, a la postre, se frustró. Es ésta, pues, la segunda oportunidad en la que lo intenta quien se diera a conocer integrando esa formación «nuevaolera» denominada Kaka de Luxe. Eso tras pasar la segunda mitad de los años ochenta con iniciativas musicales de cortos vuelos como Pop Decó y Proyecto Browing y mantener la boca abierta en un programa de Radio Nacional hasta principios de los noventa.
«Después -comenta "El Zurdo"- me vi forzado a tomarme tres años sabáticos, todo hay que decirlo, a falta de cosas interesantes en las que emplearme. Esta década, sin embargo, me pronosticaba mi conjunción astral que levantaría cabeza... Y, dado que ahora dirijo la revista Corazón del Bosque, que ultimo un disco con Borsani y que con La Mode estoy dispuesto a refrescar recuerdos este verano en muchos lugares de España, así parece que está siendo».
Colaboraciones en la prensa oficial y marginal, libros, conferencias a iniciativa incluso de la Falange... Además de la música, cosas aparentemente dispares han ocupado a Fernando Márquez, de finales de los años setenta a nuestros días. Pese a lo que pueda parecer, todas perfectamente integradas en el frente de expresión que él se propuso desde que supo que tenía algo que contar. «No estoy de acuerdo con quienes creen que un empacho de lecturas mal digeridas me llevó a "desparramar". Lo único cierto es que yo leía lo que otros músicos no leían y que desde siempre estuvo interesado en opinar lo mismo que en cantar», señala Fernando Márquez.
MUSICA Y POLITICA.- «Por otra parte -continúa-, yo niego toda autoridad moral para rasgarse las vestiduras a los críticos que me acusaron de meterme en política; a ésos que azuzaron al público para que se olvidara de mí, cuando denuncié que la "movida" estaba siendo intervenida y utilizada claramente por el PSOE».
A pesar de los pesares, lo que permaneció en la memoria sentimental de la gente fue ese puñado de canciones directas, refinadas, «glamourosas» y un punto decadentes que «El Zurdo» hizo tanto con La Mode como con ese grupo de vida brevísima que atendía por Paraíso. Las mismas que Antonio, Mario y él interpretarán con una nutrida legión de nostálgicos en la Sala Revólver
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